Llegará la noche

jueves, marzo 23, 2006

Por la tarde, acodados en el balcón, Olof me comenta por lo bajo que ya hay una docena de peritos rastrillando la zona con sabuesos. Nada se ha encontrado todavía. “Hay que esperar”, agrega; aunque apuesta por mi hipótesis, seguirá tomando declaraciones. Faltan Monique y Melinda; sospechamos que esta última también participó, al menos como cómplice; seguramente, viendo que nada raro sucediera dentro de la casa cuando Paralopus y Wiona venían a cometer el crimen. Antes de despedirse, Olof me cuenta que charló con Lars en la mañana: la noche del asesinato cenó con su familia en su casa; vive en un paraje a ocho kilómetros de la cabaña. No hay posibilidad material de que haya participado en el hecho: hay filmaciones de la policía que lo muestran manejando por la ruta hacia su casa, y luego, a las cuatro de la madrugada, cuando viene hacia la cabaña a traernos la comida.
Ya está oscureciendo cuando Monique entra con Olof al sauna, luego Melinda. El griego y la porrista no han salido de la pieza en todo el día. Hauna ha leído un rato, luego se ha distraído reparando el inodoro.
Paso la tarde en el living, cerca del fuego del hogar, tomando notas, preparándome para la vigilia nocturna: llegará la noche y esperaré que se hagan las doce, apartado de todos.

La voz de mi hermano
Lo imposible