El roce con su cuerpo

viernes, marzo 24, 2006

Dentro de la casucha del sauna las caricias de Monique se prolongan sobre el piso de madera; mirada contra mirada, enfrentamos el frío del ambiente oscuro. Encendemos la salamandra. Las manos tomadas, boca arriba, envueltos por el calor que va tomando el aire. Nos contamos nuestra vida resumida en una noche en vela, hablamos con voz queda lagrimeando como dos criaturas. Hasta que el sol opaco aparece en la ventana y nos vamos despidiendo de la noche, postergando ese encuentro con el mundo que va a arrancarnos del rejunte de emociones, de ese pelo que ahora se esconde bajo el gorro, de esa campera roja a cuadros, de esa puerta traicionera que se abre y nos escupe hacia el lago congelado.

Nada tendría sentido
La voz de mi hermano